3 de Octubre, Día de la Odontología Latinoamericana. Ser odontólogos hoy.

La ODONTOLOGÍA “es una profesión que exige de los que a ella se dedican el sentido estético de un artista, la destreza manual de un cirujano, los conocimientos científicos de un médico y la paciencia de un monje”

En un mundo en constante cambio y tendiente a la globalización, la odontología no ha quedado al margen. La tendencia actual es tecnificar, y por lo tanto, se ha convertido al odontólogo en un elemento estándar que produce en cadena. Sin embargo, dentro de este mismo marco, es posible reconocer y hallar ejemplos de buenas prácticas, de profesionales que van más allá de ser simples técnicos, y pautas para un camino donde poder disfrutar realmente de la profesión.

Hoy se celebra el Día internacional de la Odontología Latinoamericana, como lo propusiera un odontólogo Argentino 91 años atrás y es mi deseo celebrarlo con un discurso de 1950, porque sin importar los tiempos o las latitudes creo que hay principios y esencias que perduran para siempre. 

Palabras del Papa Pío XII en el XII Congreso Nacional de Odontología en Roma:

"El dentista es aquél a quien le gusta alternar con gente y ha escogido una profesión en la que tiene que lidiar con el público, con cientos y aun miles de ellos, todos los días y todos diferentes, tiene la mente del hombre de ciencia, la mano del orfebre, el ojo del investigador, el corazón del misionero y la dedicación del médico... es de esa clase de personas a quien se debe respetar y escuchar, porque habla con autoridad y convicción, pues tú comprendes que él sabe lo que está diciendo. Ha invertido años de estudio, ha luchado y se ha sacrificado por adquirir los conocimientos que posee. Es ávido de aprender, no se detiene nunca en su afán por saber y descubrir nuevas técnicas. Examinar y analizar todo aquello que significa un adelanto para su profesión. No llegara  nunca a ser millonario, mas eso no le importa. En su vida hay otros galardones más codiciados...

Goza con idea de poder salvar los dientes que han sido descuidados y ese placer se acrecienta cuando logra rehabilitar una boca salvando los que aún quedan vivos preservándolos contra la negligencia y el abandono. El placer que deriva de una difícil intervención quirúrgica se acrecienta sabiendo que esa boca mutilada puede convertirla en un organismo sano y útil. Se complace en trasformar una cara deformada por la mala oclusión en un sujeto con nueva y atractiva personalidad. Goza viendo la expresión de un niño cuando éste cambia de un momento a otro las lágrimas de desconsuelo por una sonrisa de satisfacción. Y el placer de ver aumentar años de vida feliz aquellos seres que habían perdido toda esperanza de rehabilitación... todo ello contribuye un mundo de satisfacción que lo lleva más allá del mero hecho del sentirse un profesional digno de confianza. Son satisfacciones que crean en su mente un sentimiento especial que contribuye a hacerle la vida más feliz...

Pocas personas comprenden la misión del dentista el ejercicio de la odontología requiere habilidad e información exacta de las ciencias y arte. Es necesario mucho tacto, intuición y sentido psicológico para alcanzar el arte de persuadir y la autoridad para  prever y remediar el miedo instintivo y las excitaciones del paciente, más perturbable que el mismo dolor material. Vosotros los dentistas necesitan mucha paciencia y una gran resistencia física.

Vuestro cuerpo, nervios, mente, vuestra voluntad y sensibilidad estarán en tensión continua. Siempre de pie, muchas veces en actitud constreñida, con ojo alerta, ambas manos ocupadas, los dedos obedientes a la manipulación de varios instrumentos a la vez. Cada movimiento es obstaculizado por reflejo y reacciones del paciente que no pueden ser siempre previstas. Además, durante todo el tiempo tenéis que permanecer imperturbables, calmados, corteses, gentiles y llenos de piedad.

La menor lesión en cualquier tejido como la membrana de la boca, puede tener repercusiones en la salud de todo el organismo.

La boca expresa características y sentimientos que no pueden ser reflejados por la frente y los ojos por sí solos. Un simple pliegue de labios, imperceptibles si se quiere, puede transformar o hacer alteraciones definitivas en la expresión de la cara".

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